lunes, 25 de noviembre de 2013

Mi Amiga la Rata

Por: Víctor Hugo Díaz Xolalpa
La rata, qué puedo decir de ella, la conocí cuando asomo su trompa por la coladera. Me quede quieto, deje que saliera de la oscuridad. Confiada salió, me miro de frente, no hice nada y la deje ir.

Nos hicimos amigos, dejaba la coladera abierta para que ella saliera a contarme su vida. La escuchaba, la miraba. A veces yo también le contaba la mía, pero era más interesante lo que ella me decía.

Una noche llorando me conto de todas las atrocidades que el ser humano avienta al drenaje: Basura, orines, excremento, sangre, desechos tóxicos, fetos, vomito, lágrimas, dolor, tristeza. Ella entendía lo de la basura orines, excremento, sangre, desechos tóxicos, fetos, vomito, no tenía problema con eso, incluso le gustaba, se daba grandes banquetes.

Entonces me pregunto ¿por qué?, ¿porque, qué? le conteste.

Sí, ¿por qué las lágrimas, el dolor, la tristeza?

No sé, le dije mientras esquivaba su mirada.

Seguía llorando, cada lágrima era como como un cuchillo, un horrible cuchillo oxidado y sin filo atravesando la yugular.

Era vieja con una enorme cola, tenía cicatrices en la cara, su pelo era color gris oscuro, olía mal, pero era sincera.

La rata, mi amiga. Sabía que no podía serlo, que sí me veían con ella alguien gritaría, todos saldrían con palos y escobas para aplastarla.

Ten cuidado, pusieron veneno, y antes de decirle a donde me interrumpió diciéndome: lo sé, hay veneno en las lágrimas, el dolor y la tristeza, no te preocupes voy a estar bien, no dije nada.

¿Por qué? me pregunto, ¿porque, qué? le respondí.

Y comenzó a llorar, esta vez su lágrimas eran como pequeños volcanes que explotaban al caer al suelo.

Entre sollozos me dijo: Sí, ¿por qué me quieren matar? ¿Qué mal les he hecho yo?

No sé, la mire, pero ella se tapaba sus ojos con sus pequeñas y viejas patas.

Me levante fui por una pala, la arrastre, el ruido del roce de la punta con el piso era insoportable, pero ella no se inmuto y seguía llorando.

Con el primer golpe que le di salió volando, su cuerpo exploto al chocar con el piso, corrí, alce la pala lo más alto, la deje caer en su cabeza, su cráneo se abrió, sus sesos salieron expulsados hacia todos lados, su trompa se deformo. Con la punta de la pala le corte la cabeza de un sólo tajo.

Silencio.



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