Reconstrucciones

La reconstrucción de Romeo

El puto amor no es suficiente

¡Espera, no te vayas! le pidió y Renata se quedó dos años en su vida.

Crónicas NarcoMarcianas

I. Los cuatro, II Los archivos de mi vida y III La Doña Teresa...

¿Anarquía y caos es lo mismo?

¿Por qué se asocia el concepto de anarquía con el del caos?, ¿son sinónimos?

El crecimiento económico en México ¿Cuestión de enfoques?

Nuestro nuevo colaborador Jonathan Zuloaga nos habla sobre los enfoques que cada institución le da a los datos sobre el crecimiento en México.

Orwell y el internet en México

¿México está rumbo a la Oceanía de la novela 1984?

jueves, 26 de diciembre de 2013

Eso sirve de nada

Transbordó en el metro Chabacano, venía del gran tianguis de la ciudad: Tepito. Acababa de realizar sus compras navideñas. Caminaba cansado por la gran caminata que había hecho en búsqueda de los presentes, pero entusiasmado por los grandes ahorros que había hecho en los regalos que llevaba consigo. Abordó el tren con dirección Taxqueña. En el metro Xola se desocuparon algunos asientos por lo que pudo sacar su celular y revisar en Twitter de lo que se había perdido en el día. Todo estaba dentro de la normalidad: chismes, chistes, memes… en fin todo lo que en el mundo de las redes sociales es común. Sin embargo, hubo una foto que le causó particular atención: dos bomberos estaban de espaldas, uno caminaba hacia la derecha, mientras que el otro sostenía una manguera que arrojaba agua sobre un enorme árbol de navidad en llamas. Reconoció ese árbol, era el que habían puesto sobre la avenida Reforma, una de las principales de la ciudad. 

Primero pensó que ya se había desatado la revolución en su país; pero después sonrió irónicamente y aliviado para sí, pensando que eso jamás podría pasar. Quiso investigar más sobre el hecho, pero había llegado la hora de transbordar en Ermita, y en la línea 12 no llegaba la señal a su celular. En todo el camino siguió pensando en las razones que tuvieron las personas que incendiaron el árbol. Sentía repulsión por ellos, pensando que eran unos ignorantes que se dejaban llevar como borregos por tonterías.

Al bajar en el metro Periférico Oriente, que era su destino, observó que en los torniquetes había un grupo reducido de jóvenes, algunos años menores que él, que traían pancartas y protestaban, por el alza de la tarifa en el metro, exhortando a los usuarios a no pagar el pasaje y brincarse el torniquete o pasarlo por debajo. Pensó que eran unos buenos para nada que mejor se deberían poner a trabajar y no andar de revoltosos.

En su casa aún no había alguien. Por lo que aprovechó el tiempo para envolver los regalos que había comprado para su madre y hermanas. Él era el mayor de tres hermanos, por lo que era el orgullo de la familia por haber terminado una carrera y haber entrado a trabajar en la delegación como asistente del delegado, aunque su trabajo se limitara a sacar copias, agendar citas, pedir la sala de juntas, tomar minutas. Cuando terminó de envolver los regalos, encendió la televisión y pudo ver, en el noticiero, que el árbol había sido incendiado por anarquistas en la marcha, que se había hecho por el alza del metro, No dijo algo, pero movió la cabeza en forma negativa y pensó que eso servía de nada para el país y sólo provoca más problemas y caos vial.

Su madre fue la siguiente en llegar, regresaba del supermercado con la despensa de la quincena. Siguió su hermana, la menor, que regresaba del cine. Sin embargo, la hermana mediana no regresaba. Y no regresaría, había sido violada y su cuerpo yacía sin vida en un baldío, a unos cuantos kilómetros de ahí; pero ellos no lo sabrían hasta algunos días después. Al ver que llegaba la madrugada y no regresaba a su casa, fueron al Ministerio Público a informar de la desaparición, pero les informaron que debían dejar pasar unos días, porque a esa edad es común que se vayan con el novio. El hermano advirtió que era asistente del delegado, pero no le hicieron caso y le dijeron que viniera después del tiempo que le señalaban, que no se preocupara.

Pasaron los tres días que les pedían y volvieron a ir al MP, más preocupados que unos días antes, ahí les pidieron una fotografía de la desaparecida y dónde se le había visto por última vez; les indicaron que dejaran todo en sus manos y que se fueran con calma a casa. Sin embargo la familia comenzó a investigar y supieron que la última vez que se vio a la niña fue cuando entraba al metro acompañada de una persona con un traje negro. Afortunadamente en ese sitio había cámaras o ellos así lo pensaron, porque al llegar al MP les dijeron que las cámaras se borran automáticamente a los cinco días, que debían haber ido antes, que por qué dejaron pasar tanto tiempo.

Días después, se encontró el cadáver de la niña y se le dio sepultura. El hermano, al regresar del entierro, quiso caminar por la colonia. En una esquina, se encontró con un amigo de la secundaria, que no veía desde hace tiempo, al cual saludó con desgano. El amigo lo abrazó y con notable alegría le dijo que le daba mucho gusto por ellos, porque ya fueran dos los que trabajaran en la delegación. Él asombrado, y sacado de su letargo, le dijo con impaciencia que por qué decía eso, a lo que su amigo le contestó que había visto a su hermana hace algunos días con su jefe en el metro. No dejó que siguiera la conversación y corrió por la ciudad hasta la delegación para increpar a su jefe. Cuando el hermano le gritaba amenazante que le dijera qué hacía con su hermana, su jefe le contestó pausado y tranquilo que él no tenía nada que ver y que cuidara sus palabras, que recordara con quién estaba hablando. En el MP, le dijeron no podían hacer algo contra el mero delegado y que mejor borrará esa estúpida idea de la cabeza.

Al salir, fue a la ferretería compró gasolina, aceite y franela. Afuera de un Oxxo, se tomó dos cervezas Indio desechables y se guardó los envases. En una cabina telefónica llenó las botellas de gasolina y aceite y les metió un trozo de franela. Caminó hacía el MP, encendió las molotov y las aventó con todas sus fuerzas...

martes, 24 de diciembre de 2013

“Mi corazón, una mancha en tu carta a Santa Claus”

Por: Víctor Hugo Díaz Xolalpa
Nota: Este relato no pretendía un final como el que leerán, pero vaya que siempre la realidad nos rebasa, es decir, al escribirlo intente hacer algo que… algo cursi, romántico, vamos es navidad, quería escribir un cuento de navidad, pero la realidad es que siempre termina imponiéndose cuando la imaginación divaga sin cesar por la fría madrugada. Me explicare rápidamente, al terminar de escribir el final dude sí ese era el correcto (de hecho aún lo dudo), al principio  vacile por el hecho de que el final cae en una especie de cliché, pero al otro día, después de escribirlo, en las noticias leí algo parecido: una mujer descuartizada en una maleta con un narco mensaje encontrada en el metro, entonces me dije, este es final que queriendo o no es el que imagine para esta historia, pero al leer la noticia me convencí de que otra vez la realidad me había vuelto a superar, tal vez algún día cambie de parecer con respecto con el final.  

“Mi corazón, una mancha en tu carta a Santa Claus”

Al abrirse las puertas, Rosendo dejo de trapear y miro con desagrado como la gente bajaba de prisa sin darse cuenta de que el piso estaba aún húmedo… el metro cerro las puertas y se alejó del andén. Rosendo hizo un gesto de fastidio, pero siguió con su trabajo, mantener los pisos limpios a pesar de que no tardaba ni un minuto en volverse a ensuciar. Una y  otra vez, pasar el trapeador, una y otra vez.

Rosendo cojeaba  del pie izquierdo, se esforzaba mucho al subir las escaleras o al cargar las cubetas con agua. Muchas veces la gente sin darse cuenta pasaba, lo empujaban y le tiraban la cubeta, el agua se derramaba por todas las escaleras, cuando sucedía este tipo de cosas Rosendo sólo suspiraba y comenzaba a secar el agua con el trapeador escalón por escalón, al terminar, tenía que volver  a limpiar  las huellas de la gente que no terminaba de subir y bajar.
Lo que más le gustaba a Rosendo era limpiar al llegar la noche,  cuando  la gente era más tranquila y más amable a pesar del mal aspecto que percibía en ellos. -Seguro acaba de matar a su esposa y ahora va tranquilo a violar a una puta- pensaba, mientras veía alejarse a un tipo en el andén.
Una noche fría de diciembre Rosendo al terminar su trabajo de limpieza, fue a guardar sus cosas a una bodega, se cambió de  ropa, se lavó la cara y fue a esperar el último tren. Mientras esperaba se dio cuenta de que en el piso había una mancha, -pinche gente puerca- dijo en voz alta sin darse cuenta que una chica se acercaba a su lado.  La chica se tambaleaba, se esforzaba para no quedarse dormida, pero lo que la obligaba a mantener los ojos abiertos era el hipo.
Hip, hip, hip… Rosendo escucho, se incorporó, se olvidó de la mancha y no supo cómo, pero alcanzo a detener a la chica que estuvo a punto de caer a las vías.  La chica lo miro y comenzó a vomitar.
-No, no, no hagas eso aquí- Le decía Rosendo a la chica, mientras ella no paraba de vomitar y él buscaba en sus bolsas papel para limpiarla. La chica termino de vomitar, se limpió con la manga del suéter y le dijo: "soy Julieta". 
Julieta le tendió la mano, Rosendo la ignoro y se fue rumbo a la bodega.
Regreso con el trapeador y la cubeta con agua, empezó a limpiar. Julieta recargada en la pared lo miraba distraída por el hipo.  -Listo, soy Rosendo- le dijo y le dio un trapo para que se limpiara.
Julieta intento decir algo, pero el hipo se lo impidió, Rosendo aprovecho para otra vez, llevar sus cosas de trabajo a la bodega.
-Eres muy lindo… pero eres cojo.
-Tú eres linda y vomitas
El metro se acercó, ellos  se subieron.
Pasaron semanas para que Rosendo y Julieta se volvieran a encontrar, él la reconoció al instante, pero ella ni siquiera lo miro.
Rosendo no supo exactamente como definir aquello, trataba de pensar, divagar entre sus pensamientos para así entender que era lo que sentía. -¡Un cuento, sí, un cuento de navidad!- Se dijo así mismo, -¡Voy a escribirle un cuento de navidad y se lo voy a regalar!- Pero se distrajo al mirar una mancha, -¿Será la misma de la vez pasada? no creo, eso sería estúpido- se preguntó y se respondió él solo.
Cuando llego a su casa, saco un cuaderno viejo, un lápiz a la mitad y mordido. Sin pensarlo garabateo  “mi corazón, una mancha en tu carta a Santa Claus”  -¿Sí? No sé, ¿tú qué crees?- le dijo a una mosca que caminaba alrededor de un vaso de leche.
La mosca aleteo, voló  -tienes razón, es un buen título- dijo mientras la veía alejarse.
Al otro día Rosendo dejo de poner atención al aseo del andén para no distraerse y tratar de reconocer a Julieta entre la gente, pero trenes iban y venían y ella no se aparecía. Cerca de la media noche Rosendo se resignó, se enojó consigo mismo, que no le importo dejar la cubeta y el trapeador en el andén, espero el  último metro. Trataba de recordar los gestos de Julieta cuando lo miraba mientras él trapeaba,  al recordar el sonido que hacia cuando le daba hipo, Rosendo sonrió…  el metro iba acercándose, vio la mancha otra vez, justo en ese momento el tren se detuvo y abrió las puertas.
Se sentó junto a la ventana, saco la hoja de papel, el tren comenzó acelerar, él volteo, no sé si por intuición o por amor,  la vio y  le grito    –éste es último tren-   le aventó la hoja de papel.
La hoja se deslizo entre el aire… cayó sobre la mancha.
Aquella noche que Rosendo conoció a Julieta, él intento defenderla de un par de tipos, pero uno de ellos le disparo a la rodilla y le pego en la cabeza con la cacha de la pistola. Rosendo cayó desmayado. El otro tipo le rompió la camisa a Julieta, ella se resistió, le escupió a la cara, el tipo se enfureció,  le dio un cabezazo y le enterró una navaja en el estómago. Ambos tipos huyeron. Julieta antes de morir, vomito sangre, dejando una mancha en el piso.

Más discos del año: The internet, Rhye y Washed Out

Por: Rosa Vázquez

“Feel good” de The internet

A este impresionante dúo lo conocí por el colectivo de Tyler, The Creator, Odd Future, qué también alberga artistas de la talla de Frank Ocean y Earl Sweatshirt. Este grupo estadounidense conformado por Syd Da Kyd, en las vocales, y Matt Martians, como productor, lanzó su segundo álbum en septiembre de 2013, con el título de “Feel good”. Y no cabe duda que si requieren de un disco que los relaje y ponga de buenas, éste es el indicado. Destaca la colaboración de Mac Miller y para que se den una idea de la calidad del material les dejo el primer sencillo “Dontcha”. Créanme cuando les digo que la voz de Syd es hipnotizante.



“Woman” de Rhye

Ya que entramos en la zona de R&B, vale mucho la pena mencionar el debut de Rhye. También un dúo, pero de Canadá, Rhye está conformado por Milosh en la voz y Robin Hannibal como instrumentista, quien también participa en Quadron. El disco de inicio a fin invita a desnudarse y amar, así de fácil, irradia sensualidad a cada nota. “The fall” es mi favorita del álbum y una forma exquisita de adentrarse a “Woman”.



“Paracosm” de Washed Out

Tengo que aceptar que a pesar de estar en sus inicios muy vinculado con Toro y moi, este proyecto no me terminaba de convencer hasta esta delicia de disco. Ernest Greene realizó una joya de chillwave/ lo-fi de principio a fin. Suertudos aquellos que pudieron deleitarse en el Festival Trópico viendo este acto en vivo. Les dejo “it all feels right” primer corte del álbum que no pueden dejar de escuchar antes de cerrar el año.




Saludos y ¡Feliz navidad!
Un abrazo.

jueves, 19 de diciembre de 2013

Intercambios navideños que dejen contentos a todos, ¿se puede?

Por: Armando Enriquez 
En esta época decembrina son tradicionales los intercambios navideños. Éstos consisten, más o menos, en lo siguiente: un grupo de amigos o familiares acuerdan intercambiar de manera bilateral regalos en la época navideña. Generalmente, los intercambios son asignados de manera aleatoria, por lo que generalmente nadie sabe a priori quién se quedará con el regalito que compran.

Dicho esto, el mecanismo es más o menos así: yo compro un regalo, llego a la reunión con mis amigos, se hace un sorteo para ver a quién le tengo que dar mi regalo y quién me tiene que dar su regalo, se hace el intercambio y listo.

Otra modalidad es que las asignaciones sean sorteadas antes de comprar los regalos. Esto sin duda incrementa la satisfacción posterior al intercambio, ya que en este caso se conocen más o menos las preferencias del destinatario.

Obviamente las quejas e insatisfacciones están a la orden del día: generalmente nadie o muy pocos quedan contentos con los regalos que les tocan: alguien dirá “el regalo que compré es mejor que el que recibí”, otro más “mejor me hubiera quedado con el regalo que compré”, o incluso “qué carajo, no vuelvo a participar en un intercambio navideño”.

Desde el punto de vista de un modelo económico simplista, los intercambios navideños son ineficientes en el siguiente sentido: si los agentes reciben dinero (o un certificado de regalo) en lugar de regalos materiales, realizarán de manera eficiente su gasto, comprando precisamente aquello que les deriva satisfacción; con un regalo no se puede estar seguro de ello, y lo más probable es que el bonito obsequio (piensen en un bonito suéter de lana con copos de nieve y ositos) termine arrumbado en algún rincón del armario.

Claro está que si intentan regalar dinero serán mal vistos por la mayoría de sus familiares y amigos que no piensan en modelos económicos de intercambio y maximización de utilidad. Después de todo, el hecho de regalar cosas conlleva aspectos que son valiosos para las personas, además del regalo mismo.

Por ejemplo, aquí se preguntó a más de 40 economistas de distintas universidades si estaban de acuerdo con la afirmación “dar regalos específicos en época decembrina es ineficiente, ya que los destinatarios pueden satisfacer de mejor manera sus preferencias con dinero”.

El 54% de los encuestados contestó que estaba en desacuerdo o totalmente en desacuerdo con dicha afirmación, mientras que sólo el 17% contestó que estaba de acuerdo o totalmente de acuerdo. Ello es debido a que, de manera general, los economistas (y la demás gente) no consideran únicamente la satisfacción que provee el regalo en sí, sino el tiempo, la dedicación y la intención detrás de la adquisición del regalo. Como bien lo dice Carl Shapiro, “this narrow notion of ‘efficiency’ –and what life is about– gives economists a bad name.”[1] 

Así las cosas, volvamos a nuestro escenario original: ya que no podemos llegar a regalar dinero en nuestro intercambio navideño, a menos que queramos quedar mal con nuestros familiares y amigos, ¿cómo podemos lograr que nadie salga descontento con el regalo que le tocó?, o dicho de manera más sutil, ¿cómo lograr que todos los participantes logren tener un regalo igual o mejor que el que llevaron al intercambio?

Existe un método, atribuido al gran economista y matemático David Gale,[2] y estudiado en diversos ámbitos, entre otros, por Lloyd Shapley (ganador del mal llamado Premio Nobel de Economía en 2012 –el nombre correcto es Premio del Banco de Suecia en Ciencias Económicas en memoria de Alfred Nobel) que puede lograr que todos queden contentos:

Supongamos que un grupo de 4 amigos decide hacer un intercambio navideño. Cada uno llega con el regalo que compró y a continuación todos desenvuelven los regalos y los ponen en el centro de la sala (ello quita el factor sorpresa, pero en cambio se gana eficiencia). Una vez que todos ven los regalos (en este caso 4), cada amigo hace una lista de los regalos, ordenando en primer lugar el que más le agrade y en último lugar el que menos le agrade, incluyendo el regalo con el que llegó al intercambio (figura 1).


A continuación, el Amigo 1 escoge el regalo que más le agrade (en este caso el regalo 4), el amigo 2 escoge el regalo que más le agrade (en este caso el regalo 3), y así sucesivamente. Si hacemos un diagrama que represente a los amigos apuntando a su regalo preferido y los regalos de cada uno apuntando al amigo que los compró, se formará algo así (figura 2):


Notamos que hay algo interesante en el diagrama anterior: El Amigo 1 prefiere el regalo que llevó el Amigo 4 y el Amigo 4 prefiere el regalo que llevó el Amigo 1, es decir, hay una especie de ciclo. Entonces pueden hacer el intercambio entre ellos dos y dejar que el mecanismo continúe solamente con los amigos 2 y 3.

En el siguiente paso, el Amigo 2 sigue prefiriendo el regalo 3, mientras que el Amigo 3 ahora prefiere el regalo 2 (previamente prefería los regalos 4 y 1, pero éstos ya fueron asignados en el paso anterior).

El sencillo mecanismo ideado por David Gale asegura tres cosas importantes: (i) nadie puede recibir un regalo peor que el que llevó (en todo caso recibirá el suyo), (ii) el intercambio es eficiente en el sentido de todos se benefician de él sin empeorar su situación (los economistas llaman a esta situación un óptimo de Pareto), y (iii) nadie tiene el incentivo a mentir respecto de su lista de preferencia de regalos.

Como vemos, este método nos permite utilizar el hecho de que “los regalos son más que meros objetos” sin perder la eficiencia de un modelo económico de intercambio puro. Finalmente, parafraseando a David Gale y Lloyd Shapley,[3] el mecanismo nos ayuda a combatir el estereotipo de lo que son y hacen las matemáticas.

Me explico: los matemáticos y estudiantes de otras disciplinas con fuerte uso de las mismas (física, ingeniería, economía, etc.) con frecuencia tratan de refutar la idea de que las personas interesadas en matemáticas son “buenas para los cálculos”, como si de calculadoras humanas se trataran.

La explicación del funcionamiento del método de David Gale y las implicaciones de éste fueron hechas con lenguaje sencillo y común (espero), sin fórmulas complejas y con la simple ayuda de un sencillo diagrama. No se necesitan mayores herramientas “matemáticas” para entenderlos. Sin embargo, cualquier persona con un entrenamiento en matemáticas verá en estas explicaciones argumentos y razonamientos matemáticos. En esto radica la belleza de esta disciplina.

____________________________


[1] “Esta idea tan estrecha del concepto de eficiencia –y de lo que se trata la vida real– dan a los economistas un mal nombre.”
[2] Lloyd Shapley y Herbert Scarf. On Cores and Indivisibility. Journal of Mathematical Economics 1 (1974).
[3] David Gale y Lloyd Shapley. College Admissions and the Stability of Marriage. The American Mathematical Mothly, 69 (1962)

domingo, 15 de diciembre de 2013

#Lomejordel2013 : Settle de Disclosure

Por: Rosa Vázquez
Este es el segundo post que trata de un disco que marcó mi 2013. Ahora toca el turno del primer disco de Disclosure, titulado Settle. Este dúo de música electrónica tirado al house con revival noventero se ganó el corazón de muchos durante el año sencillo tras sencillo.

Con tan apenas 19 y 22 años y gracias a su primer material de larga duración, los hermanos Lawrence se embarcaron durante 2013 en su primera gira mundial que en febrero del próximo año tocará tierras mexicanas, y sí, los boletos ya están agotados.

Si no han bailado aún con When a fire starts to burn, You & me, White noise, F for you o se han dejado seducir con su colaboración con London Grammar en Help me lose my mind, se están perdiendo de un gran material, proveniente de Reino Unido, que los dejará con ganas de fiestear a morir y dejar el alma en las pistas de baile.

Aquí les dejo los más recientes videos de esta joven promesa.

F for you



You & me



When a fire starts to burn



Y este soundcloud de Help me lose my mind

miércoles, 4 de diciembre de 2013

#Lomejordel2013: Anything in return de Toro y moi.

Por: Rosa Vázquez
Ya se viene el cierre de año y con ello los conteos sobre lo mejor del 2013, en la música no será la excepción y habrá listas por doquier.

Para mi uno de los mejores discos del año es, sin duda, uno del principal proyecto de Chaz Bundick, Toro y moi. Este joven estadounidense es mi consentido desde hace un par de discos y su sonido lo posicionó como uno de los máximos exponentes del chillwave, ligado a actos como Washed Out.

Con Anything in return logró generar su propio sello. El disco fue lanzado en enero de 2013 y si bien resulta lo más pop de Toro, tiene una fórmula ganadora que enamora canción tras canción. Precisamente este material lo trajo a México con su banda, por lo que en septiembre muchos tuvimos la fortuna de ver a Chaz y compañía durante su presentación en el Festival Ceremonia.

Les dejo mi track favorito del disco y una probadita de otras canciones de la discografía del Sr. Bundick, para que si no lo conocen le den una escuchada.

So many details del "Anything in return"

Blessa del "Causers Of This"

Y por último, chéquense "Still sound" y los reto a no enamorarse de los pasos de baile de Chaz.

P.D. El nombre toro y moi viene efectivamente del animal y "yo" en francés y se pronuncia " Toro y muá".

lunes, 2 de diciembre de 2013

Algo no está bien

Por: Víctor Hugo Díaz Xolalpa
Son las nueve y treinta de la noche. Estoy en la estación zócalo de la línea dos del metro, el ambiente es denso, huele mal, somos pocos los que esperamos en el anden tanto de un lado como del otro, estoy de lado dirección taxqueña, mirando los cuadros del zócalo de viejas épocas, se me ocurre: “algo no está bien” pero es sólo un vago pensamiento interrumpido por el metro que se acerca, se detiene, abre las puertas y lo abordo.

La gente como siempre va con caras largas y aburridas, un chavo lee, un señor tiene un periódico doblado debajo de la axila, una señora regaña a su hijo, una pareja perece comerse a besos, en fin nada fuera de lo común.

Un niño de la calle interrumpe la escena y mientras comienza con su clásico discurso de “yo no vengo robarles…” la gente lo mira con recelo. Yo miro por la ventanilla de la cabina como nos alejamos de la estación, cuando dejo de ver la estación y todo queda oscuro me giro para sentarme en el piso, me pongo mis audífonos y observo lo que pasaba frente a mí. El niño de la calle se deja caer sobre los pedazos de vidrio, se azota una y otra vez, la gente lo ve con repulsión, el único que observa con atención es el hijo de la señora, un niño como de unos siete años.

Una vez más se vuelve azotar, pero esta vez con más fuerza, pedazos de vidrios y sangre saltan por todas partes, la gente se desconcierta, el señor que lleva el periódico se limpia la cara y gruñe, “puta madre, alguien debería deshacerse de ellos” la señora hace a un lado a su hijo y el chavo que va leyendo cierra el libro y le dirige una mirada con asco.

De pronto el niño de la calle se queda quieto sobre los vidrios, “¿Ya se murió?” pregunta el niño a su mamá, ella responde “no sé, pero a la próxima nos bajamos” el metro se detiene, la luz parpadea por un momento y se apaga, un aire escalofriante entra por las ventanas. Alguien entre la oscuridad grita “noooooooooo”. El hijo de la señora comienza a sollozar y en la penumbra alcanzo a ver como su madre lo abraza. “Algo no está bien” pienso y me levanto rápido y me quito los audífonos, no alcanzo a ver nada, la piel se me pone chinita, como si miles de hormigas caminaran sobre mi espalda, mis piernas comienzan a temblar.

La luz se restablece, pero el metro sigue sin avanzar, el cuerpo inerte del niño de la calle comienza a convulsionarse, a sacar espuma por la boca, se contrae contra los vidrios, un chorro de sangre se esparce por el suelo. La gente se mira una a otra desorientada.

“Algo no está bien” digo en voz alta, el hijo de la señora me mira y no sé por qué razón escapa de los brazos de su madre, se acerca a mi y me abraza de las piernas, la señora intenta agarrarlo, pero la luz se va otra vez. El niño de la calle grita estrepitosamente y de un golpe se calla.

No veo nada, algo me aprieta las piernas, la respiración se agita, “algo no esta bien”, la gente grita despavorida, se escuchan golpes, gemidos, estruendos, la luz comienza a parpadear, alcanzo a percibir como el niño de la calle muerde con desesperación la cabeza del señor que lleva el periódico, los cuerpos despedazados de los novios, la señora me mira fijamente, sus ojos comienzan a llorar, no dice nada, miro sus piernas, veo como se arrastra la mitad del cuerpo del chavo del libro, de una mordida comienza arrancarle trozos de carne de la pantorrilla, hay mucha sangre, otra vez se apaga la luz por completo, siento como aprietan mis piernas, por un momento no sé que pasa, todo esta oscuro, silencio absoluto, de pronto escucho otro grito: “¡sálvalo! la puerta, abre la puerta, sálvalo, váyanse”

Cargo al hijo de la señora, no sé cómo, pero la puerta de la cabina se abrió, salimos y justo al cerrar la puerta alguien choca contra el vidrio, alcanzo a ver el rostro de la mamá jadeando con lagrimas ensangrentadas, algo espeluznante.

Ahora lo único que hago es correr, correr, correr, brincando las vías, Orfeo, pienso en la historia de Orfeo, sin voltear atrás. No sé qué está pasando, sólo escucho la respiración rápida del niño. La luz de la estación, no veo la luz de la estación, “más rápido, más rápido, mi mami nos alcanza” tropiezo al intentar voltear.