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¿Anarquía y caos es lo mismo?

¿Por qué se asocia el concepto de anarquía con el del caos?, ¿son sinónimos?

El crecimiento económico en México ¿Cuestión de enfoques?

Nuestro nuevo colaborador Jonathan Zuloaga nos habla sobre los enfoques que cada institución le da a los datos sobre el crecimiento en México.

Orwell y el internet en México

¿México está rumbo a la Oceanía de la novela 1984?

martes, 18 de febrero de 2014

El doble discurso de La Jornada en las manifestaciones en Venezuela

“No te equivoques, amigo,
mi enemigo no es la derecha o la izquierda,
es el Estado”...
(en una plática con @elabuel_o)

Debido a las protestas que se han estado llevando en Venezuela, los últimos días, Juanelo —cómic chileno realizado por el caricaturista Can— publicó la siguiente tira:


La imagen causa gracia porque en realidad sí pasa eso, en Twitter lo podemos ver con usuarios que se comportan así o hasta en la misma familia; siendo, hasta cierto punto, razonable: la gente cambia de ideología/opinión/postura a lo largo de su madurez como individuo conforme a la información recolectada y asimilada. Sin embargo, ¿qué podemos pensar de un periódico que hace lo mismo?, ¡en un intervalo de dos años!

A continuación haré un pequeño ejercicio donde pondré extractos del editorial de La Jornada previos y posteriores a los comicios presidenciales, así como de manifestaciones, en México y en Venezuela; sólo que taparé donde se mencione al país. Esto con la finalidad de contrastar la postura del medio ante un suceso similar pero con distintos actores.

Previo al día de las elecciones presidenciales:

“Tras una campaña electoral breve pero intensa, marcada por las denuncias sobre las tradicionales prácticas de distorsión de la voluntad popular y opacidad –sobre todo en su etapa final–, pero también por la irrupción de movilizaciones ciudadanas saludables y vigorizantes –principalmente las protagonizadas por jóvenes–, la ciudadanía asiste hoy a una nueva cita con las urnas.” (Fuente)

“Desde una perspectiva más general, la jornada comicial de hoy es un examen más para la institucionalidad electoral ▓▓▓▓▓▓, que durante el período de ▓▓▓▓▓▓ fue sometida a prueba una y otra vez bajo el paradigma de la democracia participativa, con saldos favorables en términos de eficacia, transparencia en los comicios y credibilidad nacional e internacional. Tales saldos, sin embargo, lucen hoy amenazados ante los cuestionamientos formulados por la oposición por la presunta parcialidad del ▓▓▓▓▓▓ y ante las sospechas de que el equipo de ▓▓▓▓▓▓ busca inducir un clima de sospecha sobre de los resultados electorales para desacreditar así el proceso soberano en su conjunto”. (Fuente)

Posterior a elecciones presidenciales:

“En suma, lo ocurrido ayer en ▓▓▓▓▓▓ constituye la prueba institucional más intensa y difícil a la que se haya enfrentado el ▓▓▓▓▓▓. La perspectiva resulta aún más ardua si se considera que, a las dificultades internas que enfrenta ▓▓▓▓▓▓, el gobierno ▓▓▓▓▓▓ debe sumar los persistentes intentos de desestabilización y las campañas de medios orquestadas en su contra por los intereses ▓▓▓▓▓▓.”  (Fuente)

“Lo cierto es que se ha vuelto a colocar al país en un escenario de falta de credibilidad que podría derivar en circunstancias ingobernables o en ▓▓▓ años más de un gobierno privado de legitimidad. Cabe esperar que ninguna de esas perspectivas se concrete y que, por el contrario, el cómputo total de los sufragios y la rápida resolución de las impugnaciones dé certeza sobre el sentido del veredicto popular emitido ayer en las urnas.” (Fuente)

Manifestaciones.

“Lejos de expresar su descontento por cauces institucionales y democráticos, ▓▓▓▓▓▓ ha hecho uso sistemático de la violencia, la ilegalidad y la desestabilización como medios para defender sus intereses e históricos privilegios, y por ello resultan verosímiles las acusaciones que vinculan a las recientes manifestaciones ▓▓▓▓▓▓. La actuación del gobierno, por su parte, no ha estado exenta de excesos, especialmente verbales, y las autoridades han mostrado falta de habilidad y de tacto políticos para hacer frente a las expresiones de descontento antigubernamental.” (Fuente)

“Es pertinente, en suma, que la comunidad internacional demande a ▓▓▓▓▓▓ que cesen en su intento por subvertir un régimen democráticamente electo, así haya sido por estrecho margen, como el de ▓▓▓▓▓▓, y que expresen sus inconformidades por los cauces estrictamente institucionales y legales.”  (Fuente)


“Resulta alarmante que, ante las expresiones de descontento, los opinadores fieles al régimen, en vez de hacer gala de su capacidad de análisis y de ayudar a la comprensión de estos fenómenos, se lancen a la descalificación fóbica de las voces de protesta, busquen conjuras inexistentes que las vincularían con la oposición política y aticen la crispación, la intolerancia y la confrontación.” (Fuente)

“Algo de esos malestares se dejó sentir ayer en forma violenta en el curso de las movilizaciones de protesta por ▓▓▓▓▓▓. Sin afán de justificar las agresiones contra las fuerzas del orden ni de condonar los excesos cometidos por éstas en la contención de las protestas, las lamentables confrontaciones de ayer, que dejaron un saldo de varios heridos, algunos de ellos graves, y decenas de detenidos, tienen como telón de fondo un encono social que ha sido privado de cualquier cauce legal de expresión”. (Fuente)


Resulta, hasta cierto punto, obvio saber a cuáles actores se refiere en cada párrafo La Jornada; sin embargo, el ejercicio es interesante por la perspectiva que toma el medio en cada caso: la interpretación que le da a elecciones democráticas y a régimen democrático. Es interesante cómo para el caso de Venezuela el estrecho margen en las votaciones o el tiempo en medios es algo que no debería tener importancia, mientras que en el caso de México este hecho coloca al país en un escenario de falta de credibilidad.

Pero lo alarmante, al menos para mí, es que para el caso de México, La Jornada, sin justificar (expresamente) la violencia en las manifestaciones, sí menciona que es a lo que se ha orillado a los ciudadanos. Sin embargo, para Venezuela estas expresiones son reprobables y se pide que expresen sus inconformidades por los cauces estrictamente institucionales y legales. Es decir, ¿para La Jornada, la libertad de expresión en oposición al gobierno sólo es justificada cuando el gobierno no es de izquierda?

Tal parece, que para La Jornada, al igual que varios actores de la izquierda nacional sólo las manifestaciones que son para sus causas son válidas como lo dejé ver en mi anterior texto Permiso para ser anarquista

***
Antes de terminar, quisiera dejar estas gráficas por aquí…
Fuente: Venezuela (arriba), México (abajo).


viernes, 7 de febrero de 2014

Autoextorsión del GDF con los vagoneros

Acaba de anunciar el GDF que otra de las acciones que tomará para poder cumplir con la promesa de “evitar el comercio informal en sus instalaciones” —amén de los mil 200 policías que se supone contratará para dicha empresa— será un apoyo económico, que puede ser de hasta 2 mil 18 pesos mensuales, para que los vagoneros abandonen el comercio informal que realizan dentro del Metro.

A primera instancia, saltan varias preguntas sobre este supuesto programa: ¿cómo serán los criterios de elegibilidad y selección?, sobre todo ¿qué instrumento se usará para comprobar que efectivamente el recurso se entregue a un vagonero?, en caso de que se usaran a las organizaciones que “manejan” a los vagoneros para distribuir el recurso: ¿cómo se evitará la discrecionalidad de estos grupos de poder? Que espero se resuelvan cuando se publiquen las Reglas de Operación. 

Las reacciones de los afectados ya se han empezado a recoger, como las que publicó Milenio destacando estas dos:

  • "Nosotros podemos portar un gafete que nos identifique para que la gente se sienta segura. También podemos bajarle el volumen a nuestras bocinas para no molestar con la música a los pasajeros, todo eso con tal de que nos dejen seguir trabajando aquí. El comercio eso lo único que sabemos hacer", vendedor de pomadas para labios. 
  • "La ayuda va a ser por hasta seis meses y después de eso ¿nos vamos a quedar sin trabajo otra vez? Lo que no piensa el gobierno es que nosotros no tenemos estudios y conseguir un empleo así, sin papeles es más difícil. Además ya nos acostumbramos a esto, si nos van a dar otro trabajo no tiene que ser pesado y tiene que estar cerca de nuestras casas para que no gastemos en pasajes", joven que vende paletas enchiladas. 
En el primer comentario, podemos ver que la propuesta que hice de regularizar a los vagoneros, en mi anterior texto, no suena tan descabellada. De hecho, como lo mencioné, si se expidieran permisos a los vagoneros y se cobrara por ello, en lugar de tener una erogación se podría tener un ingreso sostenido en el Metro.

Sin embargo, el comentario que para este texto ocupa mi atención es el segundo; ya que hace que me planteé una pregunta: ¿por qué el Gobierno piensa que pagando los vagoneros dejarán su forma de ganarse la vida?

Acostumbrados a la zanahoria

De acuerdo a Michael Parkin, un incentivo es “una recompensa que alienta o un castigo que desalienta una acción” —o como dice mi profesor León Zayas “zanahoria o garrote”. Para el caso de los vagoneros tenemos ambos: la zanahoria, con el apoyo económico, y el garrote, con la contratación de los nuevos policías. Y si partimos de los datos que publiqué en mi anterior texto sobre el alza de la tarifa del Metro esta sola medida, que sólo es una de las 11 prometidas por el Gobierno, ocupará al menos el 10% del ingreso extra por el alza en la tarifa.

Parece que el Gobierno piensa resolver este problema por las buenas o por las malas, o como le dijeran a Zhenli Ye Gon, “copelas o cuello”; pero ¿por qué el Gobierno cree que estas medidas realmente resolverán el problema?, sin tener un estudio sociológico de por medio, me aventuro a contestar que lo está resolviendo como tradicionalmente se solucionan los problemas en casa.

Basta imaginar la siguiente escena: una familia, con un niño pequeño, está de visita en la casa de un pariente o vecino y el niño comienza a aburrirse porque en la casa visitada no hay otro niño con el cual jugar, por lo que comienza a agarrar las decoraciones de la mesa de centro o a decirle a sus papás que ya se quiere ir… ¿cómo solucionan los padres este problema?: fácil, le dan o prometen algo al niño para que se quede quieto un momento más.

Pero este ejemplo no es un caso aislado o que sea privativo de los adultos hacia los niños; realmente es una costumbre que así se resuelvan los problemas desde la infancia. Sólo basta recordar los días escolares, cuando un niño quiere estar en cierto equipo deportivo (que por lo regular es el ganador), pero no cuenta con las aptitudes físicas para estar en él, hay ocasiones en que ofrece algún pago para poder estar con ellos, desde el lunch hasta los tazos (o el juguete que estuviera de moda). En cuántas películas o telenovelas o series hemos visto la escena donde el padre o madre de la familia acaudalada quiere pagarle a la pareja del hijo que no es del mismo nivel socioeconómico para que se aleje.

Sin embargo, aunque estemos acostumbrados a que las cosas se resuelven con la zanahoria, en el mismo comentario del vagonero está la gran trampa de pagar para que alguien deje de actuar: nunca será suficiente el monto pagado. Al principio el niño acepta un dulce o la promesa de ir al cine terminando la visita, pero para una segunda ocasión ya no se conformará sólo con un dulce; al igual al vagonero, que dudo sea un caso aislado, no le será suficiente el pago y la capacitación, sino que hasta quiere un trabajo de poco esfuerzo y cerca de casa. Porque al final del día es una “autoextorsión” lo que estamos haciendo con ese pago.

Regulación no es legalización

Tomando como antecedente que en el Distrito Federal existe normatividad para la regulación del comercio informal a través del Programa de Reordenamiento del Comercio en la vía pública; el cual expide permisos temporales, que tienen un costo, a solicitantes que cumplen ciertas características. Si ya se tiene la experiencia de más de 15 años que lleva en operación el Programa, ¿por qué no crear un programa similar para el comercio dentro de los vagones del Metro?

Claro está que esta regulación debería de tomar en cuenta, al menos, estas premisas:

  1. Los afectados serían los grupos que controlan a los vagoneros, por lo que el Gobierno les tendría que arrebatar el control que actualmente ejercen. 
  2. Las tarifas tendrían que ser menores a las que actualmente pagan los vagoneros a sus líderes, para que la población objetivo sienta un beneficio directo. 
  3. Los operativos para combatir a los vagoneros tendrían que seguir, pero ya no serían generales, sino focalizados a los que incumplan con la normatividad del programa. 
Además del beneficio directo que los vagoneros recibirían al pagar menos por poder realizar sus actividades; la comodidad, tranquilidad y seguridad que da contar con el permiso por parte de las autoridades es un valor agregado que tendría el programa, como lo documenta Diana Silva en el texto Conflictos por el espacio público urbano y el comercio en vía pública: percepciones acerca de la legitimidad sobre su uso

Por lo tanto, ¿es idóneo que el Gobierno pretenda resolver el problema de los vagoneros pagando para que abandonen su forma de ganarse la vida?, evidentemente NO. ¿Es más sencillo regularlos que sacarlos del Metro?, no es más sencillo, pero sí una mejor solución que la autoextorsión.