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¡Espera, no te vayas! le pidió y Renata se quedó dos años en su vida.

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¿Anarquía y caos es lo mismo?

¿Por qué se asocia el concepto de anarquía con el del caos?, ¿son sinónimos?

El crecimiento económico en México ¿Cuestión de enfoques?

Nuestro nuevo colaborador Jonathan Zuloaga nos habla sobre los enfoques que cada institución le da a los datos sobre el crecimiento en México.

Orwell y el internet en México

¿México está rumbo a la Oceanía de la novela 1984?

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viernes, 20 de junio de 2014

¡Ehhhhhhhhhh, putoooooooooooooooo!

Por: Armando Enriquez 
“La libertad de expresión es decir lo que la gente no quiere oír.”
– George Orwell

La FIFA puso el dedo en la llaga (dicen): investigará los gritos de los hinchas mexicanos (y brasileños) por gritar “¡putoooo!” cuando había un saque de meta en los partidos México-Camerún y Brasil-México de la primera fase del Mundial Brasil 2014. Y lo que es peor, la sanción podría resultar en ¡quitar puntos a los equipos!

El debate en México se desató: hay voces (entre ellas la a veces infame CONAPRED) que argumentan que este grito es ofensivo, discriminatorio y que atenta contra la dignidad de las personas, sobre todo los homosexuales, y debe prohibirse: son las voces de lo políticamente correcto.

Hay otras voces, entre las cuales me incluyo, que dicen que dicho grito, o mejor dicho, ninguna manifestación, por más ofensiva que sea, debe prohibirse. Pero, algunos dirán, ¿no debe prohibirse, aún cuando es a todas luces discriminatorio e insultante para los homosexuales?

Y aquí es cuando empieza lo bueno: desde un punto de vista liberal, tenemos el derecho de ejercer nuestras libertades, siempre y cuando no dañemos las libertades de un tercero. Pues resulta que la libertad de expresión es especial en ese aspecto: es debatible, por decir, que el hecho de que yo diga algo (un insulto, por ejemplo) dañe las libertades de terceros o tenga consecuencias negativas conspicuas en otro.

En otras palabras, pudiera ser que la libertad de expresión sea una libertad que, al ser ejercida, ¡nunca daña la libertad de terceros!

Ahora bien, ¿puede decirse que un dicho, un insulto, es discriminatorio? Pues sí, pero no todos los dichos discriminatorios tienen consecuencia. A mí me han gritado varios insultos a lo largo de mi existencia, pero afortunadamente no han tenido consecuencias respecto del ejercicio de mis libertades. Otra cosa sería que, por ejemplo, fuera yo a tramitar mi credencial de elector y el funcionario del IFE (o INE o qué se yo) me dijera: no señor, a usted no le doy su credencial por puto/naco/jodido/oloquesea (un ejemplo más tangible es la comisión del Senado creada por el infame senador José María Martínez, dizque para proteger a “la familia”).

Pero resulta que, en mi casa, yo hago lo que quiero, y no dejo pasar a quien me caiga gordo, o a quien se refiera a los homosexuales como putos, o a quien sea racista, nazi o comunista. Pero estoy en mi casa: yo decido a mis amigos, a quien acepto, y a quien corro. Y la FIFA es una organización privada, no un gobierno (aunque a veces actúe como tal). Si el gobierno prohibiera los gritos (como la infame CONAPRED quiere hacer, o la comisión del tal José María Martínez en el caso de decidir qué es y qué no es familia), entonces sí hay que preocuparnos (utilizan nuestros impuestos para regular/legislar sobre sus particulares susceptibilidades, ¡carajo!). Pero no. Es una organización privada llamada FIFA. Que haga lo que quiera ;-) .

lunes, 9 de junio de 2014

Apatía política y fútbol

Esta semana comienza el mundial y en redes sociales andan muy intensos porque en el congreso se propuso discutir las leyes secundarias de la Reforma Energética en los días que juega México (aunque hasta hoy, aún no está decidido el día exacto que serán las discusiones); y tal parece que algunas personas creen fervientemente que el fútbol tiene la “culpa” de que la población no le preste atención a las reformas que realiza el Estado...



En febrero del año pasado, en Nexos se publicó un texto de María Amparo Casar donde se dice que después de la primera reforma a la Constitución ocurrida en 1921 y hasta aquel momento se habían emitido 206 decretos de reforma constitucional que han modificaron 555 veces los artículos constitucionales. Curiosamente, ha habido más reformas constitucionales desde que en el Congreso no existe hegemonía partidista.

La primera telenovela producida en México es del año 1958, mismo año en el que se efectúa el primer mundial transmitido por televisión, el de Suecia con el rey Pelé; y en México, ese año no se realizó alguna reforma constitucional… sin embargo, antes de aquel año, sin mundiales o telenovelas por televisión, la Constitución ya había sufrido, al menos, 50 reformas.

La privatización de la banca, en el sexenio de Carlos Salinas, se dio precisamente en un año mundialista: 1990. El tema se hizo, oficialmente, público el 1º de mayo de 1990, un mes y ocho días del inicio del mundial; sin embargo, en ese mundial nuestra selección no participó por el problema de los “chachirules” de 1988.

En 1994, año del mundial de Estados Unidos, donde nuestra selección quedó eliminada ante Bulgaria en octavos de final, en los malditos penales, se realizaron cambios a 29 artículos constitucionales, sin embargo sólo dos se dieron meses antes de la copa; mientras que lo otros 27 fueron posteriores a la toma de poder, del 1º de diciembre, de Ernesto Zedillo.

Para 1998, el mundial del Matador y sus cuatro goles, donde México cae en octavos ante la potente Alemania, en México no se registra alguna reforma constitucional.

En el 2002, cuando Estados Unidos nos deja fuera de la justa, en nuestro país, bajo la presidencia de Vicente Fox, el sexenio de la alternancia, se realizan, principalmente, reformas al 3º y 31º -cuatro meses después de finalizado el mundial- para hacer obligatoria la educación preescolar.

Mundial de Alemania 2006 y el golazo de Maxi Rodríguez que nos deja fuera de ese ansiado quinto partido, es aprovechado, aunque varios meses después, por el aún presidente Vicente Fox para cambiar el término “capacidades diferentes” por “discapacidad”.

No habían pasado ni 20 días de que España se coronara, por primera vez, vencedor del mundial de Sudáfrica 2010 -donde, nuevamente, nos deja fuera la Argentina en octavos de final, donde el marcador se abrió con el polémico gol del Apache Tevez al minuto 26… cuando a Felipe Calderón se le ocurrió modificar el artículo 17 para facultar al Congreso de la Unión para expedir leyes que regulen las acciones colectivas, las materias de aplicación, los procedimientos judiciales y los mecanismos de reparación del daño.

No se puede negar que el fútbol ha sido aprovechado por lo políticos, basta recordar que el actual presidente hizo su cierre de campaña en el emblemático Estadio Azteca; pero la realidad es que en México el interés por la política es muy bajo: el 65% de los encuestados, en la última ENCUP (Encuesta Nacional sobre Cultura Política y Prácticas Ciudadanas), declaró tener poco interes en la política; tal vez, se deba a que ocho de cada diez ciudadanos perciben la política como un tema muy complicado o algo complicado… Pepe San, un monero del portal futbolsapiens ilustra de manera excelente esto:


Con o sin fútbol, con o sin telenovelas, con o sin televisión… a la mayoría de los mexicanos no le importa la política; así que para qué buscar culpables externos cuando el problema está en cada uno de nosotros.

jueves, 24 de abril de 2014

Estampitas del Mundial, Neutrones y Casinos

Por: Armando Enriquez 

Neutrones

En ciertas situaciones resulta buena idea hacer “experimentos” previos (muchas veces haciendo cálculos mentales e imaginando escenarios hipotéticos) para tener idea de un proceso cuyas características principales, a priori, desconocemos.
Esto fue precisamente lo que se le ocurrió a Stanislaw Ulam en 1946, físico que entonces trabajaba en el Laboratorio Nacional de Los Alamos, en Estados Unidos (aquél en el que se desarrolló la bomba atómica). Su trabajo consistía, más o menos, en averiguar las características del proceso físico mediante el cual los neutrones atraviesan diversos metales.
A pesar de que Ulam contaba con los datos necesarios para investigar este fenómeno, le resultaba prácticamente imposible resolver el problema con los métodos convencionales, tales como la resolución de ecuaciones matemáticas; por tanto, a Ulam se le ocurrió atacar el problema mediante experimentos aleatorios.
Mientras estaba enfermo durante 1946, Ulam jugaba solitario (el juego de cartas) y se le ocurrió preguntarse cuál sería la probabilidad de ganar un tipo de juego de solitario jugando con una baraja de 52 cartas; pronto se dio cuenta que era prácticamente imposible hacer el cálculo a la manera tradicional (con fórmulas de conteo y cálculos de probabilidad), por lo que ideó una manera más fácil: imaginar que se juega el juego muchas veces, quizá cien o doscientas, y simplemente observar el número esperado de juegos ganados.
Este método, de alguna u otra manera, lo quiso aplicar al problema de los neutrones y lo platicó con su colega John von Neumann (sí, el mismo von Neumann de la teoría de juegos y un largo etcétera), a quien le pareció buena idea; entonces, decidieron aplicarlo. Pero como el objeto de las investigaciones en el Laboratorio de Los Alamos era secreto, von Neumann sugirió ponerle al método recién inventado un nombre clave: método Monte Carlo, ya que lo relacionó con el famoso casino de Mónaco (después de todo, el método se le ocurrió a Ulam jugando cartas).
A estas alturas algún lector se deberá estar preguntando qué demonios tiene que ver esto con las estampitas que cada año de mundial de fútbol la empresa Panini saca a la venta. Ahora lo veremos (si es que no se han aburrido).

Estampitas

Cada cuatro años, Panini vende el álbum del mundial de fútbol, que hay que llenar con estampitas de los jugadores, los logos de las asociaciones de fútbol, las fotos de los estadios, etc. Para el mundial de 2014 hay que llenar 640 estampitas, que se venden en sobrecitos de 5 estampitas: por lo tanto, hay que comprar, al menos, 128 sobrecitos para llenar un álbum.
Es aquí donde empiezan a surgir dificultades: uno pensaría que es sumamente improbable que comprando 128 sobrecitos se pueda llenar un álbum, ya que implicaría no sacar ninguna estampita repetida. De ahí que, una primera pregunta que podemos hacernos es, ¿cuál es la probabilidad de comprar, digamos, 600 sobrecitos y llenar un álbum completo? Para obtener una respuesta, utilizaremos el método Monte Carlo ideado por Ulam y von Neumann.
Imaginemos que le pedimos a 1,000 personas (seleccionadas de manera aleatoria) que compren 600 sobrecitos cada una (es decir 3,000 estampitas) y al final observamos los casos en los que una persona obtuvo un álbum completo; podemos hacer esto simulando este experimento mental en la computadora y entonces calcular la probabilidad que nos interesa con una función hecha en el entorno estadístico R (los códigos para hacer el análisis se encuentran al fin del texto):
## monte.carlo
##   Completo Incompleto 
##      0.002      0.998
Vemos que, una vez hecha la simulación en la computadora, la probabilidad de completar un álbum es de 0.002. Esto concuerda con nuestra conjetura previa de que la probabilidad de llenar un álbum comprando pocos sobrecitos es muy pequeña.
Por tal motivo, un coleccionista no querrá llenar el álbum comprando únicamente sobrecitos, sobre todo tomando en cuenta que cada sobrecito se vende a 6 pesos (si compra, como en el experimento, 600 sobrecitos, habrá gastado 3,600 pesos, ¡y aún así tendrá una probabilidad muy baja de llenar el álbum!). Afortunadamente, existe un mercado “secundario” de estampitas solas o “repetidas”, por lo que el coleccionista podría comprar, digamos 128 sobrecitos y comprar las estampitas faltantes para llenar el álbum en dicho mercado.
Ahora la pregunta es: ¿existe un número de estampitas compradas (en sobrecito y solas) tal que minimice el costo de llenar un álbum? Para responder esta pregunta, una vez más podemos hacer uso del método Monte Carlo y del entorno R.
Supondremos que cada sobre con 5 estampitas tiene un precio de 6 pesos (1.2 pesos por estampita) y que cada estampita sola tiene un precio de 5 pesos. Simularemos la compra de un número fijo de sobrecitos y asumimos que las estampitas que nos faltan para llenar el álbum las adquirimos en el mercado alternativo. Por lo tanto, el costo de llenar el álbum será          , donde     y     son los precios de las estampitas de sobrecito y solas, respectivamente, y     y     el número de estampitas de sobrecito y estampitas solas compradas.
Esta función nos ayudará a entender el tipo de relación que existe entre el costo esperado de llenar el álbum y el número de estampitas que debemos comprar. De existir, será fácil conocer el número de estampitas que debemos comprar (tanto en sobrecitos como solas) tal que llenar el álbum nos cueste lo menos posible.


Hechas las simulaciones, vemos en la gráfica que existe un número de estampitas compradas tal que minimizamos el costo de llenar el álbum del mundial: si compramos alrededor de 890 estampitas (las primeras 640 no repetidas de sobrecitos y las restantes en el mercado secundario) llenaremos el álbum con alrededor de 1,850 pesos. Si por el contrario, decidimos adoptar una estrategia de comprar 1,500 estampitas, el costo de llenar el álbum podría elevarse a más de 2,100 pesos.
Como vemos, las ideas originales de Ulam y von Neuman nos ayudan a simular escenarios que de otra forma sería impráctico tratar, aún si se trata de un tema tan divertido y aparentemente sencillo como el de las estampitas del álbum Panini. Después de todo, los métodos de la física (comportamiento de partículas subatómicas como los neutrones) y la economía (problema dual de minimización de costos dado cierto nivel de “utilidad”) no están tan alejados ;-) .

Código R utilizado

Ustedes pueden replicar los resultados y modificar los supuestos, como el precio de las estampitas y el número mínimo de estampitas a comprar, utilizando los códigos de R que se muestran a continuación: http://www.miblocdenotas.com/11774